En el mercadillo medieval de Valladolid, que pusieron durante los dias del patron chico de esta ciudad, y donde se podian comprar objetos antiguos, echos a mano y economicos, había un lugar que encandilaba a todos los niños, una zona de animales, entre los cuales, se encontraban tres conejos (dos blancos y uno gris) que todo chiquillo que pasaba por alli queria dar de comer metiendo unas cuantas hojas de paja entre los huecos de la cerca que rodeaban a los animales.
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